Desafiemos al Fascismo
La rabia me consume, viendo a los que nos manejan a su antojo, con sus corbatas y sus maletines de billetes manchados de sangre. Arrastrando a sus ratas, teñidas de verde, carroñeras, que se ensucian para que otros enmascarados se regocijen en su abundancia asquerosa. Y sus sicarios, que mercadean con las vidas de los nadie, que valen tanto o menos que una colilla. Patriotas de la destrucción y de la vergüenza. Criminales sin escrúpulos, mercadeando los restos de un mundo sumamente jodido. Acojonando a los que solo queremos vendarnos los ojos para no ver esta miserable realidad. Y sí, me jode reconocerlo, pero esos malditos nos han hecho calar el miedo en nuestro cuerpo. O quizás peor, nuestra absoluta indiferencia. ¿Cuándo salieron de sus armarios siniestros? El fascismo sin vergüenza, sin complejos, se pasea a su antojo, hablándonos de libertad y democracia. Despojando la ignorancia, la rabia y la maldad para su ascenso en las urnas. Con deseos de mandar a la cuneta...