Desafiemos al Fascismo
La rabia me consume, viendo a los que nos manejan a su antojo, con sus corbatas y sus maletines de billetes manchados de sangre.
Arrastrando a sus ratas, teñidas de verde, carroñeras, que se ensucian para
que otros enmascarados se regocijen en su abundancia asquerosa.
Y sus sicarios, que mercadean con las vidas de los nadie, que valen tanto o
menos que una colilla.
Patriotas de la destrucción y de la vergüenza. Criminales sin escrúpulos,
mercadeando los restos de un mundo sumamente jodido.
Acojonando a los que solo queremos vendarnos los ojos para no ver esta
miserable realidad.
Y sí, me jode reconocerlo, pero esos malditos nos han hecho calar el miedo
en nuestro cuerpo.
O quizás peor, nuestra absoluta indiferencia.
¿Cuándo salieron de sus armarios siniestros? El fascismo sin vergüenza, sin
complejos, se pasea a su antojo, hablándonos de libertad y democracia.
Despojando la ignorancia, la rabia y la maldad para su ascenso en las
urnas.
Con deseos de mandar a la cuneta a los que piensan diferente, censurar
aquello que no les gusta y mandar a todos en un avión a su país, exterminar las
lenguas minoritarias y hacer del mundo una guerra bélica.
Intercambiando dólares por la metralla que asesina a niños.
Si tengo la suerte de que eres uno de ellos, solo te pido que tengas valor
para admitir que eres tan solo un mediocre fascista.
Vuestras locuras, vuestras movidas legendarias.
Vuestra "una, grande y libre" es la vuelta de un mundo gobernado
por monstruos dispuestos a todo para perpetuarse en el poder.
Codicia sin fin por más, más, como si el mundo pudiera exprimirse sin
límite.
Sí, cerramos los ojos y miramos para otro lado, va a ser muy tarde.
Una vez más, y las que hagan falta, plantemos cara al fascismo, porque
ellos no dudarán en acabar con todo.
Da mucha pereza levantarse una vez más, pero levántate del sofá y no lo
permitas.
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